En la intrincada red de la dinámica familiar, las mujeres a menudo se encuentran en el centro, manejando múltiples responsabilidades. Sin embargo, en medio de sus innumerables tareas, el papel fundamental que desempeñan las mujeres en la salvaguardia de la salud de sus familias a veces pasa desapercibido. Ya sea en parejas comprometidas o en una paternidad soltera, las mujeres suelen ser quienes supervisan las necesidades de atención médica de sus seres queridos, que abarcan tanto el bienestar físico como el mental.

Las estadísticas de la Encuesta de salud femenina de la Kaiser Family Foundation (KFF) de 2001 arrojan luz sobre esto: un sorprendente 80% de madres tiene la tarea de seleccionar al médico de sus hijos, concertar citas y gestionar la atención de seguimiento. Además, incluso cuando el seguro médico se proporciona a través del empleador de la pareja, el 58% de las madres informan ser las principales responsables de las decisiones relativas a la cobertura médica familiar. Estas cifras resaltan la importante influencia que tienen las mujeres sobre las trayectorias de salud de sus familias.

Sin embargo, esta responsabilidad puede pasar factura. Cuando aparece una enfermedad, suele ser la madre trabajadora la que sacrifica sus compromisos profesionales para cuidar a los enfermos. Esto inevitablemente aumenta los niveles de estrés, lo que a veces lleva a la necesidad de apoyo de salud mental.

Históricamente, las mujeres han sido más proactivas a la hora de buscar servicios de salud mental en comparación con los hombres. Según la Encuesta de salud de las mujeres de la KFF de 2022, 50% de mujeres sintieron la necesidad de servicios de salud mental en los últimos dos años, en comparación con 35% de hombres. A pesar de esta conciencia, el acceso a la atención sigue siendo un desafío para muchos. Entre las mujeres que buscaron servicios de salud mental, barreras importantes, como la disponibilidad limitada de proveedores y el alto costo del tratamiento, obstaculizaron su acceso a la atención. Sorprendentemente, algunos tuvieron que esperar más de un mes para conseguir una cita.

Ingrese a los centros de salud calificados a nivel federal (FQHC), como Neighborhood Family Practice (NFP), que sirven como salvavidas para las mujeres y sus familias. Estos centros ofrecen atención sanitaria de calidad independientemente de las circunstancias económicas. Al brindar una variedad de servicios esenciales bajo un mismo techo, desde apoyo a la salud mental hasta partería y atención dental, los FQHC no solo mejoran la comodidad sino que también alivian la carga de las mujeres para encontrar varios proveedores de atención médica.

Además, el establecimiento de confianza a través de los servicios de atención primaria fomenta una sensación de continuidad y tranquilidad, aliviando la ansiedad inherente a navegar por el sistema de salud.

En esencia, no se puede subestimar el papel vital de la mujer en el mantenimiento de la salud familiar. Mientras navegan por las complejidades de la vida moderna, es fundamental reconocerlos, apoyarlos y empoderarlos en sus esfuerzos por garantizar el bienestar de sus familias. En el delicado acto de equilibrio de la vida, las mujeres emergen como pilares silenciosos, anclando firmemente la salud y la felicidad de sus familias.

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